La logística es una pieza clave en la economía global, y también en el desafío de avanzar hacia un desarrollo más sostenible. ¿Cómo? Su impacto ambiental, social y económico la convierte en un sector con un enorme potencial de transformación. Por eso, cada vez más compañías están alineando su estrategia con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la Organización de Naciones Unidas (ONU).
Uno de los principales aportes está en la reducción de emisiones a través de la incorporación de flotas eléctricas o híbridas, el uso de combustibles alternativos y la optimización de rutas para minimizar recorridos innecesarios. Estas prácticas se relacionan directamente con el ODS 13: Acción por el Clima, al disminuir la huella de carbono de las operaciones.
En el ámbito social también se están generando aportes, las empresas logísticas pueden contribuir al ODS 8: Trabajo decente y crecimiento económico, promoviendo condiciones laborales seguras y justas para conductores y colaboradores. También tienen un rol en el ODS 5: Igualdad de género, al fomentar la inclusión y la participación de más mujeres en un sector históricamente masculinizado.
Por otro lado, la innovación tecnológica juega otro papel fundamental. La digitalización de procesos y el uso de herramientas de trazabilidad permiten avanzar hacia un ODS 9: Industria, innovación e infraestructura más resiliente, transparente y eficiente.
Finalmente, el sector logístico tiene la oportunidad de impulsar alianzas estratégicas (ODS 17) con proveedores, clientes y comunidades, generando cadenas de valor más responsables y sostenibles.
Con todo ello, la logística no solo mueve productos: también puede mover cambios positivos para el planeta y la sociedad, y aunque parezcan temas distantes, es una industria contribuyendo fuertemente a estos objetivos.